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Llevar la instrucción académica, especialmente en el nivel básico con menores de 12 años, se ha convertido en todo un reto para los niños y sus familias porque implica hacer un ajuste de prioridades, espacios y tiempo, y sobrellevar el impacto psicológico, social y económico que trae por sí mismo el confinamiento. Para que la escuela en el hogar no se torne una lucha constante, se plantean aquí algunas precisiones útiles de considerarse:
- El niño tiene que moverse al menos un par de veces por hora, si va en la primaria.
- Considerar el error como una fuente de aprendizaje –no de vergüenza-.
- Tener cubiertas las necesidades generales (alimentación, calidad de sueño, juego, etcétera).
- Basarse principalmente en los contenidos esperados del grado
- (razonamiento matemático y comprensión lectora).
Las sugerencias están basadas en ideas, pautas y principios probados para que los niños tengan un apego sano para con sus cuidadores y su desarrollo sea armónico en el círculo social en el que se desenvuelven. Es más importante la relación que tienes con tu hijo que su aprovechamiento escolar, por eso el aprendizaje merece ser libre de llanto, miedo, agotamiento y distrés.